LA EXISTENCIA REAL




Es importante conocer no solo el proceso vital de nuestra existencia, también debemos ser dioses que conozcamos nuestra existencia real. Lo que hay tras un acto denominado muerte que implica una parada cardio-respiratoria es parte de nuestra existencia real lo mismo que antes de nacer. Si observamos a todas las religiones y ordenes esotéricas nos daremos cuenta que insisten mucho en la iluminación, dar luz, buscar la luz, y otras frases que parecen dirigirnos hacia algo intangible que se pierde en una dialéctica trasnochada y nada practica para nuestro recorrido cotidiano bañado en un materialismo perecedero que no lleva a ningún sitio.

Sin embargo a quién no le gustaría saber con certeza vivencial que antes y después de nuestra vida tridimensional hay más vida. Regresiones dirigidas o saltos intemporales hacia delante pueden ayudarnos en esa vivencia. La meditación dinámica con el eje central de nuestra energía interior bañada de luz verdadera es otro método para tener experiencias que como un enamoramiento impregnan nuestras conciencias dándonos la misma seguridad de la existencia real que la que tenemos de nuestra existencia física.  

ACACIA, SÍMBOLO DE LA INMORTALIDAD

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