¿PODEMOS DECIDIR LO QUE CREEMOS?





Las circunstancias de cada uno empiezan antes de nacer. Cuando ya somos humanos y empezamos nuestro deambular por la vida estamos rodeados de circunstancias que nos marcan según donde hayamos nacido. Quienes han tenido experiencias con el más allá aseguran que antes de nacer nuestro Ser decide donde encarnarse escogiendo la familia y las circunstancias para poder desarrollarse como humano.
Si observamos eso en cada uno de nosotros nos daremos cuenta de que los que nacen en un mundo católico lo más normal es que sigan una educación católica más o menos rígida pero siempre dentro de un sistema de vida que se le ha llamado occidental y cristiano. El que nace en un mundo árabe seguirá los principios islámicos y así podríamos ir comentando cada una de las religiones con sus costumbres y educación.
Pero eso que nos toca vivir es realmente lo que queremos o es lo que ha querido nuestro Ser por considerarlo lo más conveniente para nuestra evolución. Esa es la cuestión. Por eso en un momento determinado podemos pensar que no estamos bien donde estamos encajonados y rompemos con los ancestros humanos de nuestra familia y cambiamos de creencias religiosas o políticas.
Podemos pensar que conscientemente no hemos elegido el destino de nuestra vida, pero si meditamos un poco, podemos vislumbrar que nuestro recorrido está programado por nuestro Ser y adecuado a lo que precisa como experiencia evolutiva.
Así las cosas y en un plano muy material lo podemos comparar con un teatro que nos toca interpretar y eso nos puede cuestionar ciertas tendencias. Por ejemplo, por qué soy seguidor de un equipo de futbol y no de otro, por qué soy de izquierdas o de derechas, separatista o centralista, etcétera. Todos estos componentes de nuestras vivencias son cuestionables y por otro lado condicionantes de nuestra actitud ante la vida. Si somos fanáticos de cualquier circunstancia podemos llegar a tener problemas de identidad si no somos capaces de romper ciertas cadenas.
A veces sería interesante vernos desde fuera y observar nuestras actitudes en la vida en las distintas circunstancias que nos toca vivir. Quizás de esta manera y tras un análisis minucioso, podríamos tomar decisiones que cambiaran nuestras creencias que además muchas veces están equivocadas y que vistas desde otra perspectiva, con una expansión de conciencia adecuada, nos llevaría a tomar decisiones muy curiosas.
Por ejemplo un seguidor del Real Madrid podría llegar a la conclusión de que en realidad lo que siente es ser hincha del Atlético de Madrid o un católico viéndose a cierta distancia del ropaje cotidiano podría rechazar ese papel que lleva interpretando hace tiempo y empezar a ser budista.
Podemos analizar nuestro papel interpretativo y corregir aquellos roles que nos ha tocado interpretar sin saber el por qué. No olvidemos que el fanatismo es uno de los males del ser humano y causa directa de guerras y muerte. Si desmontamos el fanatismo quizás la humanidad encuentre la paz.


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